Tipos de uva para elaborar vino

Hablar de vino es, necesariamente, hablar de uvas. Este fruto, en el que posiblemente solo pensamos cuando la nochevieja apremia y en algunas contadas ocasiones al reparar en los matices de un buen vino. Las uvas constituyen sin lugar a dudas el principal elemento en la elaboración del vino, de su calidad y el cuidado con el que se traten dependerá en gran parte el resultado final y esa infinita variedad que luego encandila a nuestros sentidos procede principalmente de dos tipos de uva, las tintas y las blancas, con multitud de variantes para cada tipo, eso sí.  

La gran mayoría de vinos que se producen en España, también ocurre en el resto del mundo, son tintos. La producción, un gusto más extendido o la versatilidad que estas vidas proporcionan con sus casi también infinitas variedades son responsables de ello. Dentro de las uvas tintas, hay algunos nombres que deben venir a nuestra mente, no en vano son el ingrediente más probable de nuestros vinos favoritos. 

• Tempranillo. Qué sería de España sin nuestro tempranillo… Esta es sin duda alguna la cepa más utilizada en España, quizás por ser la característica de la mayoría de denominaciones de origen nacionales. Su baja acidez e igualmente baja presencia de azúcar da lugar a vinos con una graduación normalmente por debajo de los 12° de alcohol. Tiene una gran capacidad de envejecimiento por lo que es muy buena para vinos de crianza en barrica. Tras su elaboración presenta color rojo rubí y aromas a frutos rojos del bosque. 

• Cabernet Sauvignon. Es la uva tinta más famosa para la elaboración de vinos. Su intenso color rojo es símbolo de la sensualidad del vino en todo el mundo, por no hablar de la perdurabilidad que ofrece una vez el vino ha sido elaborado. Sus matices aromáticos también resultan toda una joya, violetas, frambuesas, moras e incluso café para coronar con gusto y elegancia el sabor de un buen vino. 
• Cabernet Franc. Considerada el padre de la cabernet sauvignon, proporciona vinos algo más ligeros, con un nivel de acidez y polifenoles más bajos, con tonos luminosos y exquisitos e intensos perfumes. Su versatilidad hace de la cabernet franc una uva ideal para combinaciones con uvas merlot y cabernet sauvignon.  
• Merlot. Este tipo de uva es famosa por su versatilidad y la calidad que aporta a los vinos de media crianza en barrica. En cuanto a sus matices, podemos encontrar frutos rojos y algún toque de menta. Colonia 40 es uno de nuestros vinos elaborados a partir de uva Merlot, en sintonía con Tempranillo, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon y Garnacha. 
• Syrah. Posiblemente la variedad más sencilla de cultivar y la que mejor combina con otros tipos de uva, en especial Merlot y Cabernet, pues en su naturaleza está el proporcionar estabilidad y equilibro al vino. Sus toques frutales y florales proporcionan interesantes matices al olfato y al paladar y, por lo general, se asocia a vinos con gran sabor y cuerpo.  
• Pinot Noir. Una uva tan famosa como para nombrar a toda una categoría de vinos. Como muchos enólogos dicen, la pinot noir la carga el diablo. Esta uva de racimo prieto, similar a una piña, es una de las variedades más difíciles de cultivar y especialmente vulnerable a algunos de los males de la uva. Muchos de estos aspectos hacen que la pinot noir resulte una uva impredecible, pero la peculiaridad de los vinos que la contienen y cómo sus matices van enriqueciéndose con el tiempo, a medida que el vino envejece, merecen tales esfuerzos. Colonias de Galeón 2016 integra esta variedad compleja con Merlot, Cabernet Franc y Syrah con espectacular resultado.  

• Garnacha. La garnacha es la uva de la abundancia, una variedad tardía que florece temprano y alberga abundante zumo. Es la uva más vigorosa, productiva y resistente a los tiempos adversos. Proporciona vinos de color muy intenso y una graduación alta. Pinchaperas es un vino donde la garnacha combina a la perfección con tempranillo, Cabernet Franc y Syrah para dar lugar a un vino único, directo y con carisma.  
• Touriga nacional. Es la variedad por excelencia que se cultiva en Portugal, también con presencia en España, y base de algunos de los mejores vinos de Oporto. Los vinos elaborados con este tipo de uva son muy intensos y aromáticos. Aunque el rendimiento de sus uvas es muy bajo, supone el broche final perfecto en el ensamblaje de vinos no fortificados y, por ello, es una de las variedades de uva más interesantes. 

Respecto a la uva blanca, éste tradicionalmente se ha asociado a vinos finos, frescos, frutales y de una acidez superior a sus hermanos tintos. Son muy recomendados para acompañar aperitivos, entrantes y ensaladas, pescados y mariscos, arroces y pastas. Las siguientes son tan solo unas cuantas de las uvas blancas más comunes en la elaboración del vino: 

• Chardonnay. Ya con su nombre inspira elegancia, de cepa adaptable, este tipo de uva da lugar a una gran variedad de vinos, desde jóvenes a espumosos. Su moderada acidez y sus matices aromáticos a frutos frescos se prestan a ello. 

• Viognier. Tradicionalmente denominada la uva blanca para los amantes del tinto, esta variedad tiene aún muy poca presencia en España pese a sus grandes cualidades, quizás influida por su difícil cultivo. Sus vinos son aromáticos, frutales y florales, y con una buena intensidad en boca. Colonias de Galeón blanco, es un vino íntegramente elaborado con esta variedad y también podemos encontrarla en Cantueso, en combinación con uva syrah. 
• Vijiriega. La gran desconocida, la uva vijiriega concentra su producción en torno a Canarias, Granada y algunos pequeños rincones de Sevilla, como los viñedos de Colonias de Galeón.  Esta variedad contiene altos niveles de azúcares y acidez, sin resultar demasiado aromática, proporciona grandes matices afrutados a los vinos que la contienen. 
• Godello. Aunque tradicionalmente ha sido la variedad asociada a los vinos de Galicia y El Bierzo, poco a poco la vamos encontrando en otros puntos de la península. Los vinos elaborados a partir de uva godello mantienen tonos amarillo pajizo y matices aromáticos frutales. Además, estos vinos son duraderos, con una evolución lenta y un gran cuerpo.