El vino blanco no es solo para el verano
No es ningún secreto que el verano inspira frescura, un despliegue de platos ligeros, en forma y en calorías, protagoniza nuestro menú desde bien entrado mayo hasta casi finales de septiembre. En contrapartida, la llegada de los vientos del norte supone todo un cambio en nuestra dieta, que ahora abarca un mayor surtido de carnes rojas, sabores intensos y también preparaciones más densas.
La estacionalidad de lo inevitable, un desarrollo de menús en base a ese “lo que pide el cuerpo”, termina condicionando también nuestro consumo de vino. En otras palabras, se impone la idea de que los vinos blancos son para el verano. Por supuesto, la elección de vino dependerá siempre de los platos, pero, precisamente por lo ya mencionado, el vino blanco tiene su apogeo en la época estival, mientras que los tintos nos acompañan durante el otoño y el invierno.
En ese sentido, si hay algo bueno que tiene el vino es que, de desearlo, puede ser un amigo fiel, siempre a nuestra disposición, durante todo el año. La estacionalidad del vino es una limitación tan importante o insignificante como lo deseemos. Así que en Colonias de Galeón te invitamos a huir de imperativos y costumbres y entender el vino como hay que entenderlo, como una cuestión de actitud.
Tomemos más vino blanco en inverno y más vino tinto en verano porque sí, sin razón aparente más allá de un me apetece. Es más, llevemos esta invitación hasta su último escalón y no hagamos de nuestro menú algo estacional tampoco. Un plato de cuchara puede hacer las delicias de cualquiera en una noche fría de noviembre, pero, ¿quién es capaz de guardar medio año de penitencia sin saborear un buen salmorejo?
Demasiadas limitaciones encontramos ya en un mundo que entiende la rutina como una facilidad para el hombre moderno. Al igual que sucede con el consumo estacional, lo mismo ocurre con esos vinos, que por buenos o valorados, quedan relegados al ostracismo, siempre a la espera de una ocasión lo suficientemente extraordinaria como para su descorche. Cómo si en un martes cualquiera en su cotidianeidad no apeteciera disfrutar de una copa de nuestro Cantueso, nunca hizo falta un fin de año.
O como si una maravilla como una ensaladilla de calabacín o una crema fría de tomates asados, dos magníficos representantes de la cocina provincial, no pudieran tomarse junto a una copa de Soplagaitas, a modo de entrante de los platos más contundentes que nos deja el invierno. Incluso quizás encontremos en este cambio una oportunidad para acabar con el tan corriente trastorno afectivo estacional, una afección que popularmente conocemos como depresión estacional. Y es que un cambio de estación no tiene que suponer un cambio disruptivo en absoluto en nuestro consumo gastronómico o, dicho de otro modo, con un poco de actitud, los blancos no tienen que ser solo para el verano.
Y, para los valientes demoledores de normas y patrones, Colonias de Galeón pone a vuestra merced una bodega online 365 días al año, un rincón donde explorar seis referencias de vino para disfrutar en todas las ocasiones porque, ¿acaso hay mal momento para disfrutar de un buen vino?